Devocional:
Más preciosa es que las piedras preciosas;
y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella. Proverbios 3:15
En este verso 15, en la primera parte nos menciona algo que tiene que ver con la palabra “ganancia” que nos presentó el verso anterior. Podríamos mencionarlo de la siguiente forma, “su ganancia es más preciosa que las piedras preciosas.”
Cuando menciona “piedras preciosas”, venía a mi mente que, uno de los propósitos de tener piedras preciosas es para lucirlas, para que otros puedan verlas.
Lamentablemente uno de los intereses del ser humano, es lucirse, o atraer la atención a su persona, sobresalir, exaltar su yo, lo cual lo lleva a dejar a un lado a Dios porque su único interés está en Él, demostrando que su sabiduría es únicamente humana, la cual no le agrada a Dios; él está interesado únicamente en su autocomplacencia, y no está interesado en darle la gloria a Dios.
En la segunda parte del verso encontramos una tremenda enseñanza “y todo lo que puedes desear no se puede comparar a ella.” La expresión que resaltamos es “todo lo que puedas desear.”
¿Cuál es el deseo de tu corazón? ¿Cuál es el anhelo de nuestro ser?
Cuando estudiaba este verso venía a mi mente el Décimo Mandamiento, Éxodo 20:17, este verso inicia con dos palabras: “No codiciarás”. El significado de la palabra “codiciar” es desear mucho o en exceso una cosa difícil de alcanzar, en especial dinero, poder, o cualquier cosa para mejorar la situación personal.
Todo lo que pueda desear, no se puede comparar con el hallar sabiduría y obtener inteligencia.
Aplicación: Que podamos desear de todo corazón, las cosas que tienen que ver con nuestro Dios, que nos acerquemos más a Él y que nuestra prioridad sea Dios (Mateo 6:36).
Oración: Padre, que pueda poner en práctica lo que me dice tu Palabra, que el deseo de mi corazón sea agradarte siempre, amén.
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