Devocional
Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón. Proverbios 6:26
En este verso el padre le presenta a su hijo lo que le puede pasar, y por ende la Palabra nos presenta lo que puede pasarnos por codiciar a la mujer extraña.
La versión Reina Valera dice “Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; y la mujer caza la preciosa alma del varón.” La Nueva Traducción Viviente dice “Pues una prostituta te llevará a la pobreza, pero dormir con la mujer de otro hombre te costará la vida.” Y la Traducción en el Lenguaje Actual dice “Por una prostituta puedes perder la comida, pero por la mujer de otro puedes perder la vida.”
En este verso el padre nos presenta la advertencia al hombre que busca relaciones con prostitutas, y le advierte lo que le pasará, será reducido a un bocado de pan y aún puede perder su comida.
En 1 Corintios 6:12-20, Pablo nos presenta varias enseñanzas, en el verso 13 se menciona que el cuerpo no es para la fornicación sino para el Señor. Del verso 14 al 16 se menciona que, de ningún modo puede unir su cuerpo con una ramera. De los versos 17 al 18 Pablo le pide a los hijos de Dios huir de toda fornicación, en el verso 19 nos presenta la razón “el cuerpo es templo del Espíritu Santo.” Y como una conclusión Pablo dice “Debemos glorificar a Dios en nuestro cuerpo.”
El unirse a una prostituta ofende a Dios y la Palabra añade que el hombre peca contra su propio cuerpo. En la segunda parte del verso 26, la advertencia es para aquel que codicia la mujer de su prójimo, le puede costar la vida. La advertencia que el padre le hace es para que su hijo pueda ver las consecuencias de la fornicación y el adulterio. Siempre este mensaje puede ser aplicado tanto para hombres como para mujeres. Para que con la ayuda de Dios, estén lejos de cometer estos dos pecados.
Aplicación
Que como hijos de Dios debemos tener presente que ahora nuestro cuerpo le pertenece a Dios, y que es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19 y 20).
Oración
Padre, que pueda tener siempre que mi cuerpo te pertenece, amén.
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