Devocional: Salmo 23:4
Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmo 23:4
Cuando llegué a este verso, vinieron a mi mente las palabras del Señor Jesucristo, cuando dijo en Juan 16:33 “En el mundo puedo tener aflicción, pero tengo que confiar en Jesús para poder tener paz”.
El verso 4 empieza con la palabra “aunque” que introduce una circunstancia que opone o contradice parcialmente lo dicho. Algunos sinónimos pueden ser, "no obstante", y "aun cuando". La Nueva Traducción Viviente nos lo presenta de la siguiente forma “Aun cuando yo pase por el valle más oscuro”.
Aun siendo ovejas de Dios, no estamos exentos de pasar por situaciones difíciles o como dice el verso, por el valle más oscuro. La pregunta que surge es ¿Qué debo hacer? La segunda parte del verso nos da la primera respuesta: Tener convicción “no temeré” porque Dios está conmigo, la realidad de la presencia de Dios en nuestra vida debe darnos valor. Recordemos que Jesús lo mencionó en Mt.28:20b “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Dios está con nosotros cada segundo, cada minuto, cada hora. No estamos solos, debemos tener valor. Veamos la convicción del apóstol Pablo como ejemplo a nuestra vida en Romanos 8:37-39, especialmente el verso 38 “Por lo cual estoy seguro” (RRV60) y “Y estoy convencido” (NTV).
La última parte del verso menciona 2 herramientas que tenía el pastor para el cuidado de las ovejas: la primera era una vara, que le servía para disciplinar a la oveja que se salía del camino. La segunda era un cayado para rescatar a la oveja que había caído en algún hoyo o estaba atrapada en algún matorral. El uso de estas 2 herramientas era para infundir aliento a sus ovejas, no para destruirlas.
Si queremos hacer una aplicación de estas 2 herramientas que usaba un pastor al cuidado de sus ovejas, es lo que Dios puede hacer en la vida de cada uno de nosotros porque Él es nuestro Pastor. Él puede disciplinarnos usando la vara y puede utilizar su cayado para atraernos a Él otra vez.
En Heb. 12:11 encontramos el fruto de la disciplina de Dios para nuestras vidas:
Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados. Hebreos 12:11
Aplicación
La aplicación de este verso es que podamos ver que el cuidado de Dios también conlleva disciplina porque somos sus hijos (Hebreos 11:5-10)
Oración
Padre, gracias porque soy tu hijo, amén.
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