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Un Minuto con la Palabra

Foto del escritorluzyverdadmtl

Día lunes 13 de diciembre del año 2021



Devocional:


No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová,

ni te fatigues de su corrección; Proverbios 3:11


Queremos iniciar esta semana recordando que, por la misericordia de nuestro Dios, disfrutamos nuevamente del regalo de la vida, confiamos en su poder, fortaleza y dirección para que esta semana pueda ser de provecho y bendición para cada uno de nosotros.

Continuando con el estudio del capítulo 3 de Proverbios, llegamos al verso 11, la primera parte del verso nos hace un llamado a no menospreciar el castigo de Jehová.

La palabra “menospreciar” significa conceder a una cosa o persona, menor valor o importancia del que merece. Considerar que algo o alguien no merecen ningún aprecio o atención. Sinónimos pueden ser: desestimar, subestimar, tener en menos, etc. La Nueva Traducción Viviente dice: “Hijo mío, no rechaces la disciplina del Señor.”

Una palabra que puede llamarnos la atención es “castigo”, su significado es una pena que se impone a la persona que ha cometido un delito o una falta, o ha tenido un mal comportamiento. Sinónimos: punición, sanción y corrección.

El llamado que nos presenta esta parte del verso 11, es a poner atención, tomar en cuenta, darle importancia al castigo o disciplina que Dios como Padre nos puede dar.

Algo que puede afectar la comprensión de este verso, es el concepto Bíblico que, es cierto que Dios es amor, misericordioso y equivocadamente pensar que Él va a pasar por alto todas nuestras faltas sin disciplinarnos.

La Palabra de Dios afirma tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamentos que Dios es fuego consumidor (Deuteronomio 4:24; Hebreos 12:28 y 29) esto nos anima a servir con gratitud a Dios, con temor y reverencia, porque nuestro Dios es fuego consumidor.

La segunda parte del verso nos anima a no fatigarnos de Su corrección, la Nueva Traducción Viviente dice “No te enojes cuando te corrige.”

Aplicación: Que con la ayuda del Espíritu Santo podamos comprender y entender que Dios, en su cuidado para con nosotros, necesita castigar, disciplinar, para corregirnos en nuestra vida y hacer lo que a Él le agrada.

Oración: Padre, gracias porque en tu cuidado me corriges, amén.

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